En el #1 de BA Jazz Magazine les preguntamos a 3 músicos de vasta trayectoria acerca del hecho de vivir, y tocar, en el exterior. Esto es lo que nos contaron Emilio Solla, Fernando Huergo y Andres Rotmistrovsky.
¿Cuándo y por qué te fuiste de Argentina? ¿A dónde te instalaste definitivamente y por qué? Contános como es la escena de jazz donde vivís actualmente.
ANDRÉS: Vivo lejos de Argentina hace más de 11 años, en mi caso mudé a otro país en mi mejor momento hasta aquel entonces. Me instalé en Boston gracias a una beca que me permitió estudiar en Berklee en donde completé mis estudios. Con el mismo objetivo de seguir progresando en la música, llegué a la ciudad de Nueva York en donde vivo hace más de 8 años. La escena de jazz en esta ciudad es excepcional, sin lugar a dudas.
EMILIO: Me fui el 95. Porque viví todo el florecimiento cultural de la democracia en el 83, con decenas de lugares donde tocar, programación cultural del estado y de la ciudad, cosa que el gobierno de Menem se encargó de destrozar. Me dije: si lo vuelven a votar, me voy. Lo volvieron a votar. Me fui. Me instalé en Barcelona porque conseguí trabajo ahí con Cecilia Rosetto, y yo quería irme a Europa como fuera. Llegaban noticias sobre un continente con pianos afinados y donde te pagaban por tocar “esa música”, y tenía que saber si tal paraíso era posible. Viví allí 10 años y en el 2006 me mude a Nueva York. ¿Por qué? Creo que porque soy muy vago y entonces siempre me meto en lugares donde la ropa me queda grande, porque me obliga a crecer a mí. Estoy en Nueva York… Me gusta levantarme cada día sabiendo que voy a quedar como un idiota otra vez más y que tengo que seguir estudiando como si acabara de empezar. Así es acá, siempre sos nadie, y es maravilloso.
FERNANDO: Me fui de Argentina en el verano de 1988 para estudiar en Berklee College of Music en Boston, donde terminé instalándome. Comencé a enseñar en Berklee en 1996 lo que contribuyó a que hiciera de Boston mi residencia permanente. Es una hermosa ciudad con muchísimos estudiantes de música y excelentes músicos profesionales lo que hace que haya una escena de gran nivel en todos los estilos musicales que se renueva gracias a escuelas como Berklee, New England Conservatory y Boston Conservatory.
¿Qué música te gusta hacer? ¿Cuáles fueron tus influencias?
ANDRÉS: Mis influencias fueron variadas a través de los años, aunque siempre me gustó encontrar a la canción dentro de cualquier música; Beatles, Charly García, Pedro Aznar, Fito Páez, Charles Mingus, Horace Silver, entre muchísimos otros. Siempre busco la canción que resuene en mis emociones, esa es la música que me gusta hacer.
EMILIO: Algunos le llaman tango-jazz, no sé, digamos que sale del tango y el folklore y toma armonías del jazz moderno y la música contemporánea. Las formas vienen más de mi formación clásica, me gusta escribir, desarrollar. No soy mucho de tema-solos-tema. Influencias: Piazzolla, Cuchi, Bach, Stravinski, Cortázar, Borges, Yes, Génesis, Beatles, Brad, Herbie, Miles, Coltrane, Debussy, Ravel, la Sosa, Hugo Díaz, Ariel Ramírez, Jaime Torres, Kurosawa, Arlt, Buenos Aires, Troilo, Mendoza, Nueva York, el chango Farías, Brookmeyer, Gil Evans, Thad, Saluzzi, Jarret, Egberto, Bartok, Fellini, Pugliese, Kusturica , Capusotto, Jarret, Aca Seca, Hernán Lugano, Schissi…
FERNANDO: Con mi quinteto tocamos música original y arreglos influenciados por folklore y tango argentino mezclados con jazz. Mi nuevo disco “Hashtag” editado por el sello Zoho salió este año. Participaron en él dos grandes músicos argentinos, Franco Pinna en la batería y Leo Genovese en el piano y Fender Rhodes. Completan el quinteto Yulia Musayelyan, flautista rusa y Rick DiMuzio saxofonista tenor norteamericano. Tengo muchísimas influencias de distintos estilos, músicos y compositores, sería muy largo enumerar todas.
¿Qué posibilidades sentís que hay fuera de Argentina que no hay acá?
ANDRÉS: En mi experiencia de vivir en Nueva York siento que son geniales las facilidades de viajar por el mundo de la mano de la música; en los últimos años viajé por 37 países en América del Sur y del Norte, África, Asia y Oceanía. También siento que el trabajo de la música está muy bien reconocido en todo sentido aquí; ya sea en el respeto de la gente en general como en lo económico. Una de las cosas que más me fascinan del lugar en donde vivo es la posibilidad enriquecedora de conocer músicos tremendos de todo el mundo y de todos los estilos, con quienes colaborar en diferentes proyectos musicales.
EMILIO: Circuitos más establecidos con pianos afinados y programación permanente donde se cobra por tocar, o sea, es un trabajo, como cualquier otro, no solo una “vocación”.
FERNANDO: La primera razón es que se puede tocar con músicos de todo el mundo y hay posibilidad de tocar distintos estilos. Al haber tantos músicos de gran nivel en Boston, estoy siempre tocando con muy buenos músicos lo que ayuda a crecer y mejorar. Enseñar en Berklee es otra razón. Es muy inspirador enseñar junto a increíbles profesores a jóvenes y talentosos estudiantes. Hay una gran energía. También es más fácil llegar a tocar en Europa y en Asia desde Estados Unidos que desde Argentina.
¿Qué influencia sentís que tenés por ser argentino en tu sonido? ¿Sentís que afuera se aprecia eso?
ANDRÉS: Obviamente uno lleva el acento del lugar de donde viene, y eso es algo siempre positivo. En Argentina, los de mi generación crecimos y nos formamos con la influencia de estar rodeados de una variedad importante en lo cultural; música, teatro y arte en general. Siento que afuera se aprecia mucho a los músicos argentinos, en especial a los que muestran su identidad con influencias del folclore, el tango y la música de América Latina.
EMILIO: Todas. La manera de frasear, el sonido trabajado tantos años con la increíble Susana Kassakoff, mi profesora en Buenos Aires. Claro que se aprecia, te diría más: es la única manera de lograr un lugar en un mercado tan competitivo y con música y músicos tan buenos: tener un sonido, un “acento” propio. Si pretendes tocar o escribir “mejor” que los demás, vas listo. Pero lo “distinto” siempre se aprecia y se busca, siempre que sea honesto.
FERNANDO: Estoy muy influenciado por la música argentina, principalmente por el folclore y el tango. Hay un reconocimiento mundial por el tango y en menor medida al folclore. Creo que nuestro desafío como músicos de jazz argentinos es consolidar un sonido propio combinando estas influencias con música contemporánea o jazz.
¿Qué pensás que tendría que cambiar en argentina para poder ofrecer a los músicos las posibilidades que vos encontraste afuera?
ANDRÉS: Argentina es un país con una propuesta artística y cultural de impresionante calidad, sin lugar a dudas ofrece oportunidades interesantes para que cada músico pueda crecer en todo sentido. Uno se puede quejar de cada lugar y querer tener lo que pasa afuera, en otro lado. Cada lugar es diferente y hoy yo vivo lejos de Argentina por una búsqueda que jamás podría encontrar ahí; eso no quiere decir que sea mejor o peor, simplemente diferente. Cada lugar va evolucionando —o lo contrario— según quien lo mire, y según cada momento. Los músicos tenemos ese gen de trotamundos y por eso les recomiendo a todos que hagan lo posible por viajar y ver al mundo con sus propios ojos, seguramente va a influenciar positivamente a lo que tienen que decir con su música y borrar un poco esas fronteras imaginarias que tanto mal nos hacen.
EMILIO: Ja ja ja… ehhh, ¿Conocés el chiste de cuando Dios hizo el mundo, y se dio cuenta de todo lo que le había dado a la Argentina, el campo, el sur, el norte, mar, montaña, riqueza por todos lados? y dijo: mmm, tengo que compensar: ¡voy a poner acá a los Argentinos! Somos termitas, de las sociedades más autodestructivas que he visto jamás, expertos en todo, los más vivos, con presidentes que se jactan de manejar una Ferrari a 200 km/h en la ruta y donde el “piola” es el que cobra sin laburar o no paga impuestos, coimeamos a la poli para que no nos haga la multa, en vez de respetar el semáforo rojo, y así somos de los países con más mortandad por accidentes de tráfico. Pero después la culpa es de los políticos que son todos corruptos…siempre el culpable es el otro. ¿Qué tendría que cambiar? ¡Nosotros! Tendríamos que importar inmigración de Alemania y Japón, unos 2 millones de personas… seríamos una sociedad menos divertida sin duda, pero funcionaríamos. ¿Qué te jugas que esta misma respuesta me genera un montón de puteadas? Siempre estamos listos a matar al mensajero, pero nunca a hacer autocrítica sobre el mensaje.
FERNANDO: Creo que ha habido bastante apoyo para los músicos desde el gobierno nacional y los municipios. Se promulgó la Ley del Músico. Veo que hay muchos festivales y artistas en radio y televisión. El apoyo es bastante mayor que el que reciben los músicos en Estados Unidos del gobierno, que es casi nulo. Espero que continúe el apoyo a los músicos de todos los estilos desde el gobierno para promover la cultura en el país.
¿Cómo ves la escena de jazz argentino actual?
ANDRÉS: Sinceramente estoy muy desconectado de la escena del jazz argentina, cuando vuelvo a Argentina lo que más me llama la atención y me atrae profundamente a volver es la escena de la canción, la de los cantautores.
EMILIO: ¡Riquísima, como siempre! Somos una máquina de fabricar gente con talento, con ideas, con personalidad artística y voz propia… siempre creí que las condiciones adversas tienen mucho que ver en eso, la dificultad nos hace muy creativos, y muy fuertes. Y ego no nos falta para nada, que siempre ayuda a la hora de abrir puertas, de que el viento en contra no te arrase.
FERNANDO: He escuchado música increíble de Argentina. No sólo del ámbito del jazz. Hay grandes músicos en todo el país y músicos jóvenes haciendo cosas muy valiosas. Varios de mis mejores amigos son talentosísimos músicos tocando y creando allá. El nivel general parece haber mejorado mucho lo que me alegra enormemente.
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EMILIO SOLLA, el pianista nominado al Grammy, Emilio Solla, obtuvo su licenciatura en piano clásico en el Conservatorio Nacional de Música de Buenos Aires y su Maestría en Composición de Jazz en el Queens College de Nueva York.
Hoy en día, con siete álbumes como líder banda (Fresh Sound Records) y más de 40 como arreglista / productor, es considerado por sus colegas y la crítica como uno de los artistas más destacados y personales en esta corriente musical, una fusión de tango argentino moderno y popular con el jazz y otros estilos de música contemporánea -generalmente conocida como “Tango-Jazz”
La Inestable de Brooklyn, con algunos de los más reconocidos músicos de jazz de la escena neoyorkina (John Ellis, Ryan Keberle) cuyo primer CD, Second Half (2014) fue nominado para los premios Grammy 2015 como Mejor Álbum de Jazz Latino. Actualmente es profesor en el Conservatorio de Música de Brooklyn.
ANDRÉS ROTMISTROVSKY es bajista, productor musical y docente argentino graduado con honores de la prestigiosa Berklee College of Music.
Ha tocado en los escenarios más reconocidos en el mundo, como Blue Note Jazz Club, Montreux Jazz Festival, Carnegie Hall, Lincoln Center y Latin Grammys con artistas de la talla de Joan Baez, Rubén Blades, La Mala Rodríguez, León Gieco, Paquito D’Rivera y Marta Gómez.
Andrés ha dictado talleres de música en casi todo el mundo. Actualmente es endorser de bajos Sukop, bajos Lorita, bajos Traveler Guitar, amplificadores Aguilar, efectos Source Audio y fundas Reunion Blues.
FERNANDO HUERGO, es un bajista cordobés y profesor en Berklee College of Music donde se graduó en 1992. Huergo ha desarrollado una vasta carrera como sesionista con más 140 álbumes grabados, incluyendo 10 como líder y compartiendo escenarios en América, Europa y Asia con algunos de los más influyentes músicos de su generación.
Actualmente lidera el “Fernando Huergo Jazz Argentino Quintet”, “The Jinga Quintet” y es parte de los grupos de Guillermo Klein y Los Guachos, Marta Gomez, Mehmet Sanlikol, Leo Blanco, Daniel Ian Smith, Mozik, El Eco, Pablo Ablnedo Octeto y muchos otros.
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