Por Grisel D’Angelo
La complejidad de plasmar en palabras el concepto de coctelería conceptual ya invoca a un rotundo valga la redundancia. Quizás lo más cercano es la definición que alguna vez Henri Matisse hizo sobre el jazz: se trata de ritmo y significado. A continuación los invito a entrar a este multiverso fascinante donde la idea de un cóctel va más allá del objeto y nos arroja a una inmensidad que escapa por completo a los límites de nuestra mente.
Habiendo dicho esto vamos a los hechos. En la jornada de masterclasses organizadas por Tres Monos, Aaron Díaz de Carnaval Bar en Perú fue uno de los guest más esperados. Bartender, chef, manager, educador, asesor, creador de Carnaval y fundador del proyecto Coctelería Conceptual. Escuchar a Aaron es un viaje de alquimia y fantasía. Para él, esta forma de coctelería se trata de innovar disruptivamente.
Pasemos a ejemplos concretos con preguntas que sólo Aaron puede responder de la forma más acertada. ¿Qué cóctel tomaría Van Gogh? Quizás uno que venga en una burbuja de absenta y que al terminar veas en el fondo de la copa La Noche Estrellada. Pero lo más juguetón es que si pedís un Van Gogh no entendés por qué se llama así hasta llegar al final. Aquí el cóctel cumple un rol performático, como el Alegoría Alegría inspirado en Dalí o la reversión del mojito para Hemingway.
Pasemos a otra arista interesante donde la frase cliché “de los errores se aprende” es absolutamente creativa y operativa en este multiverso. Cual serendipia, si alguna fermentación, syrup o preparación previa al trago salió distinta a lo que se esperaba, ese error se transforma en una oportunidad para crear algo nuevo que de otra forma no hubiese sido posible.
Más ejemplos: ¿Alguna vez fuiste a un bar y te preguntaron si sos derecho o zurdo? Y si te lo preguntaran, ¿no te llamaría la atención? Y es que en Carnaval, Aaron cuenta con cristalería diseñada para cada uno de los grupos. Y como zurda y gran bebedora que soy nunca me ha costado agarrar un cóctel, pero que te hagan la pregunta y piensen en vos hace a la hospitalidad que es el objetivo de ésta y varias acciones más.
Pasemos a Carnaval Bar en cuestión, ubicado en Lima, Perú y parte de la selecta lista de The World’s 50 Best Bars. Es un espacio dividido en cuatro estaciones de trabajo que se diferencian por el tipo de cóctel que sale de cada una. De esta forma se logra un ritmo fluido, especialmente ante pedidos desafiantes como el menú degustación que incluye siete medios cócteles.
También cuenta con una Ice Experience de cinco cócteles pero eso le corresponde al Ice Chef de la Ice Room. Porque sí, en la coctelería conceptual pueden suceder estas cosas. Impulsado por la fe de Aaron, su compañero Raul Arcayo se convirtió en chef de hielos y crearon un espacio exclusivamente para la fabricación de estas rocas mágicas. Raúl desarrolló desde cero un sistema de trabajo que permite producir más de veinte tipos de hielo hechos con agua filtrada por ósmosis inversa. Al principio parecía una locura pero hoy este primer Ice Chef se encuentra recorriendo el mundo formando a otros Ice Chefs. Entonces el hielo se transforma en algo así como el alma de un cóctel, jugando a ser cristalería, color, sabor, aromas y texturas.
Terminando de escribir el párrafo anterior sigo sorprendida por la infinidad de realidades, por este multiverso de coctelería conceptual que existe y se da a conocer gracias al trabajo y creatividad de profesionales como Aaron Díaz. Un multiverso donde cada concepto tiene un significado y cada cóctel tiene un ritmo que despierta la necesidad de hacer preguntas como ¿Qué cóctel tomaría Henri Matisse?
Fotos por German D. Rothar @germanrotharproducciones
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