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Por Grisel D’Angelo

Autumn in New York, why does it seem so inviting? No lo sé. Pero si hablo por Buenos Aires los cambios de estación traen diferentes colores, aromas, sabores…

Todo eso reflejado en las nuevas cartas estacionales que presentan distintos bares y restaurantes. ¿Pero cómo interpelar a esos paseantes que sueñan con vivir otoños en distintas partes del mundo? ¿Hay alguna fórmula mágica que logre que sea otoño en Nueva York, Buenos Aires, Bombai y París al mismo tiempo?

Parece que sí. Se llama Verne y la encuentran en Medrano 1475, Palermo.

El nombre del bar está claro y voy a intentar abstenerme de lanzar frases obvias como viaje al centro de un daiquiri y veinte mil aceitunas de copas de martini, lo cual por suerte acabo de hacer para dedicarme exclusivamente a describir la nueva carta de Verne Bar Otoño 2023.

La hechicera responsable es Florencia Ocampo, que deja bien claro en su usuario de Instagram, @witchtender, la magia que junto a todo el equipo de Verne pueden lograr.

Érase un sábado a las cuatro de la tarde y un selecto grupo tuvimos el honor de ser los primeros en degustar los nuevos ocho cocteles de la carta. Entrar a un bar que conocés sólo de noche y verlo a luz del día ya te ubica en otra perspectiva. Sin embargo la propuesta fue en su bello jardín, todo preparado entre bandejas con distintas cristalerías que parecían un sueño de espejos hasta que irrumpió la llovizna.

Como en el jazz hubo que improvisar y rápidamente se convirtió en una cata puertas adentro. Y se hizo aún más encantador entre la oscuridad natural de un bar y los rayos de luz que se filtraban por las ventanas, mientras se escuchaba la lluvia y se empezaba a sentir la sed de probar cosas nuevas.

El concepto es recorrer el mundo en ocho cocteles pero de un modo minimalista. La descripción de cada cóctel se reduce a sus tres ingredientes principales, tendencia que se va notando desde hace un tiempo en varios espacios gourmet. La idea puede parecer un tanto snob, y no dudo que en algunos lugares ése sea el cometido, pero en Verne la finalidad es acercarnos tanto como sea posible a la esencia del coctel y no abrumar al cliente con tanta información sobre un destilado macerado en tal hierba cosechada en determinado pueblo sólo los meses de septiembre bajo la luna llena. Lo cual no desanima al comensal, todo lo contrario. En vez de leer una fría y técnica descripción en un papel, tan sólo tenés que preguntarles a los hechiceros qué contiene la pócima que estás bebiendo y ellos te revelarán sus mágicos secretos.

Comenzamos con un Red Hot Chili Beer que llevaba cerveza rubia, vodka macerado en morrón asado y una espuma de eneldo. Puedo describir en detalle el proceso e intentar expresar en palabras lo que sentí en nariz, boca y alma pero sería faltarle el respeto al cóctel. Y aquí es donde refuerzo que la experiencia hay que vivirla rompiendo cualquier noción convencional sobre los sabores y entregándose al absoluto criterio de los mixólogos que son alquimistas.

 

Tan sólo para juguetear con la mente del lector, la parada en París se llama “Tu aimes la truffe?” y lleva trufa, whisky y ciruela. O qué tal un “Taxi a Bombai” con jerez, ananá y curry. Quizás podés bajarte en la página de un libro que tiene subrayada la frase “A red rose is all that I want” y se traduce como gin, sauco y rosas.

Confieso que me quiebro un poco al escribir este artículo, es que tengo tan hermosos recuerdos de estos cocteles. Y llegamos al punto: cocteles que provocan un recuerdo, independientemente del contexto, lo generan por su esencia conectándose con tus sentidos. Y tal vez, si dejás que se conozcan un poco más, definitivamente se van a enamorar.

Ésa es la respuesta a por qué el otoño, al menos en Verne Bar, es tan atractivo.

 

 

 

 

Fotos por German D. Rothar @germanrotharproducciones

IG @grisel.dangelo   En vivo todos los viernes al mediodía @jazzgourmet por Nacional Clásica FM 96.7

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